Antecedentes y Contexto
Iniciado en la década de 1950 bajo el mandato del Sha Muhammad Reza Pahlavi, el programa nuclear iraní tenía como objetivo inicial la construcción de una veintena de reactores en el país antes del año 2000, con el fin de producir energía suficiente para abastecer a la población. En el año 1959 se crea el Centro de Investigación Nuclear de Teherán (CINT), dirigido por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Casi una década después, en 1968, Irán firma el Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT, siglas en ingles), el cual ratificaría en 1970. A pesar de estas rúbricas, una vez finalizada la Guerra Irán-Irak (1979) –que supuso el fin del poder de los Shas en el país- el programa fue reorientado a la fabricación de armas de destrucción masiva y así como a la producción de misiles de largo alcance. Todo este proceso fue realizado de forma paralela ya que, teóricamente, Irán cumplía con los protocolos establecidos por el NPT, permitiendo incluso desde 1992 las inspecciones periódicas de la OIEA a sus instalaciones nucleares.
El panorama sufrió un giro radical en agosto de 2005. Cinco días después de que el recién electo Mahmud Ahmadineyad tomara posesión de su cargo como presidente de Irán, Teherán ordenó la reanudación de su plan de conversión de uranio en la central de Esfahand, desoyendo las recomendaciones realizadas desde la OIEA. Este hecho provocó malestar y preocupación en el panorama internacional. Y es que sólo tres años antes, el 14 de agosto de 2002, el disidente iraní Alireza Jafarzadeh reveló la existencia de dos plantas nucleares desconocidas hasta el momento por la OIEA, una de enriquecimiento de uranio empobrecido en Natanz y un reactor de 40 MWt de agua pesada destinado a la producción de plutonio situado en Arak. Presumiblemente, una central como la de Natanz podría producir bastante uranio como para fabricar cinco bombas atómicas anuales, mientras que la instalación de Arak sería capaz de obtener una cantidad de plutonio equivalente a la necesaria para ensamblar tres proyectiles al año.
Según las afirmaciones realizadas por las autoridades del país, el enriquecimiento de uranio empobrecido tiene como único objetivo el establecimiento de un ciclo completo de combustible nuclear destinado a la producción de energía civil. Por otro lado, y según lo entiende la comunidad internacional, este proceso podría ser aplicable al desarrollo de armas nucleares, como así lo indicó en el año 2004 el OIEA reportando a sus estados miembros una lista de violaciones específicas del NPT llevadas a cabo por el gobierno de Teherán en la última década.
Ya en 2008, el embajador de Irán ante la ONU, Mohammad Jazai, reclamó ante el Consejo de Seguridad el cese de las intervenciones en el plan nuclear iraní asi como la devolución del expediente propiedad de la OIEA.